La búsqueda de hipoteca sigue siendo un trámite muy farragoso para el comprador de vivienda. En la mayoría de los casos, los ciudadanos contratan estos préstamos como hace 20 años: visita a varias entidades, formularios, montones de documentos bajo el brazo, fotocopias, e-mails, llamadas y una sensación de incertidumbre y de abandono que se prolonga durante semanas. El pasado año se contrataron en España hipotecas por más de 36.000 millones de euros. «A pesar del tamaño del mercado, es uno de los productos de la banca comercial que no se ha digitalizado por completo», dice Juan Ferrer, consejero delegado de Hipoo. «Pides comida online y conoces a tu pareja online. ¿Por qué las hipotecas siguen siendo tan analógicas?», se pregunta.

Las cosas han empezado a cambiar. La banca tradicional ya reconoce la importancia de dotar de mayor tecnología al producto hipotecario y la mayoría de entidades dice ofrecer algún tipo de digitalización. Unas más que otras. Un ejemplo es Coinc, el banco online de Bankinter, que ha lanzado las primeras hipotecas cuya contratación se realiza íntegramente a través de Internet. «Lo único que tendrás que hacer en persona será concertar una cita con el notario para plasmar la firma de tu nueva hipoteca», resume Jaime Fernández Cerezo, consultor de fintech y blockchain en Finnovating. También Bankia permite la contratación y gestión de hipotecas sin que sea necesario que el cliente acuda a una oficina para realizar los trámites. «Todo se puede hacer a través del canal de asesoramiento con un experto para clientes digitales. Solo se requiere la presencia física del cliente el día que se firma la hipoteca ante notario», comentan en la entidad. Aunque la cuota de penetración es aún baja: más del 30% de los créditos al consumo ya se venden de forma digital, mientras que en las hipotecas este porcentaje es aún del 8%.

En el plazo de cinco a diez años nadie o casi nadie irá a una sucursal ni enviará documentación firmada por carta a las entidades financieras, cuentan los expertos. A abrir el camino están contribuyendo las startup tecnológicas dedicadas a la financiación hipotecaria, que dan un paso más allá. Ahorran tiempo, dinero —algunas más de 8.000 euros en comparación con los asesores tradicionales— y problemas a los clientes. Esta tecnología hipotecaria, conocida como mortgage tech, llega a España tras consolidarse en Reino Unido y EE UU, donde operan firmas que mueven millones de dólares.

«En España hay varias start-ups que aplican más o menos tecnología al proceso hipotecario, como Finteca, elHipotecador, Hipotecas.com, Creditoh! o Hipoo. Su actividad se centra en la comparación o recomendación de estos créditos, aunque alguna también acompaña al cliente durante todo el proceso previo a la firma», dice Fernández Cerezo. La compañía que más lejos ha llevado la digitalización en España es Hipoo, que centraliza cada paso en una única plataforma privada que permite, por ejemplo, que el usuario suba la documentación necesaria. Además de recibir diversas ofertas personalizadas de distintos bancos, el cliente puede realizar trámites, como solicitar la tasación, nota simple o contratar seguros diferentes a los que ofrece la entidad. Y todo desde el ordenador, la tableta o el dispositivo móvil, lo que supone un salto cualitativo. Hoy día, «para recibir varias ofertas personalizadas cada usuario debe pasar por el mismo proceso con cada entidad y contar lo mismo una y otra vez», indica Ferrer.

Apoyo de un experto

El usuario comienza por subir su documentación a la plataforma (DNI, declaración de la renta, localización de la casa y tres últimas nóminas) y, a partir de ahí, recibe ofertas personalizadas ya analizadas y preaprobadas por las entidades —al margen de si tiene colaboración con ellas o no—. Desde la plataforma el cliente puede negociar las condiciones de dos ofertas que le interesen. Al tiempo, un experto hipotecario asignado guía al usuario (también mediante WhatsApp) durante todo el proceso y hasta la firma de la hipoteca. Además, los clientes van a recibir una valoración automática de viviendas de Tinsa —en funcionamiento en dos semanas— y dará la opción de solicitar la nota simple y la tasación oficial (lo que puede reducir en cinco días el tiempo de formalización de una hipoteca).

El servicio es gratuito. «Las entidades financieras nos abonan una comisión al cierre de la operación que no repercute en el coste de la hipoteca. Al usuario no le afecta», asegura Ferrer. Al banco le interesa trabajar con ella porque se ahorra el gasto que supone cerrar una hipoteca. Por ejemplo, los costes de producción de una hipoteca han aumentado en EE UU un 37% en un periodo de cinco años, de 5.292 euros en el primer trimestre de 2012 a 8.475 euros en el último trimestre de 2017. Aun así, hay otras como Creditoh! que sí cobran en el caso de que se firme la hipoteca.

Hipoo, que funciona desde el mes de junio y ya tiene 400 clientes, aún está en la primera fase de implantación. De momento, usa algoritmos para la preselección de la hipoteca y la utilización de omnicanales en la comunicación con el cliente. En breve estará listo el reconocimiento óptico (el DNI en los próximos dos meses; resto de documentos en 2019) y el aprendizaje automático. La aprobación instantánea y la firma digital son los siguientes pasos de la hipoteca del futuro, aunque para eso habrá que esperar.

Negocio de peso

La transformación del sector hipotecario gracias a la tecnología está mucho más consolidada en Reino Unido y Estados Unidos, donde operan grandes firmas que han levantado importantes rondas de financiación. Según Hipoo, en EE UU las más grandes son Better (que ha financiado más de 1.000 millones) y Movement Mortgage (tienen 4.000 empleados e invierten 25 millones en beneficios sociales). En Reino Unido, Habito y Trussle han levantado 36 y 20 millones para rondas de financiación, respectivamente, y tienen más de 100 empleados.

Al margen de si el medio con el que se contrata una hipoteca es analógico o digital, «todos los proveedores de servicios financieros, sean o no bancos, deben estar sometidos a la misma supervisión y regulación», indica José Luis Martínez, portavoz de la Asociación Española de Banca (AEB).

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